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jeudi, juin 05, 2014

El lenguaje disecado

No hay nada que me produzca más encierro que el lenguaje como algo puramente formal, repetitivo, autista y monologante. Muchas veces siento esta impresión; que cada vez más el lenguaje comunica, es decir, usa las formas reales y formales de expresión, no significa de verdad. O no busca significar. Estamos más en los significantes, los usos de las fórmulas del lenguaje, pero menos interesadoAs en buscar un significado propio. No sé si me explico bien, la expresividad, por llamarla de alguna manera, tiene que ver con una entrega, una escucha, hacerle un silencio en el interior para que otras personas signifiquen. Es el equivalente a ser una esponja, un espacio donde alguien resuene, se llene de notas y no sea monocorde. Escuchar la música de los demás. Creo que, eso, se está perdiendo. Declamamos, recitamos, no decimos.
El encierro se hace más pavoroso cuando está dominado por la ideología del dinero, lo castra y lo hace reptante, práctico, instrumental. Las personas no tenemos rostros, solo somos un medio, un instrumento más allá de nuestro valor ideal, el capital. No valemos (significamos nada) nada. Acuérdense de esa pregunta banal entre dos personas: ¿qué significo para ti?

Es terrible porque es lo que siento en muchas relaciones, inclusos familiares. Siento, con mucha frustración, que este modo individual y no colectivo (donde el lenguaje se pretende autónomo), que además está lleno de ansiedad, puesto que nuestro valor social está en el poder de adquisición, ha pervertido la mayor parte de las relaciones. No tengo instrumentos para protegerme de eso si no es refugiarme en la escritura, ahí el lenguaje toca puertas, quiere salir crear sentido a lo que no lo tiene. Me pasa a veces con el lenguaje político y militante, lo siento en la prédica, algo de "cristología" hay en todo esto, en la lección repetida, y no en el análisis y el diálogo. Resulta muchas veces agotador, p y es constante en los diálogo en Venezuela. Son personas muy habladoras, es decir, hay una "oralidad" nata que  se oye a sí misma, es como una oreja musical, entretenida a veces, otras, agotadora porque es vaga, ligera, no se hace responsable de lo que dice. O, si lo hace, es siempre en medio de ese torrente de palabras. Es muy curiosa esta manera de hablar sin concentración, como por inercia. Analizaré luego esa sensación.

Imagen: vacío y pleno, es decir, vacío porque siento que el lenguaje se vuelve tan abstracto, tan automatizado que no encarna una persona, una vida, pleno, cuando el lenguaje sí me permite establecer un contacto con ese otroA que habla...

Son temas para analizar, pero, ahora, debo salir.... Me llevo mi libro de Henri Lefebvre, La vida diaria en el mundo moderno.... O algo así en español.

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